Por Feministas Lúcidas, 2019.
Sabemos que los hombres, hoy más que nunca, ya no pueden ocultar ni disimular su decadencia milenaria; sin embargo, siguen despiadadamente depredando la vida. Nosotras, Feministas Lúcidas, queremos que no quede vestigio de su civilización fracasada. Por eso, no nos inspira el tejido de discursos que circula este 8 de marzo, pues vemos que colabora para que este régimen y su desorden simbólico refinen sus estratagemas.
Sentimos rechazo por la ignorante mediatización que pregonan los medios masivos de comunicación, convirtiendo esto en un carnaval, disfrazado de rebeldía, para camuflar su legitimación de la miseria (post)patriarcal. Y lo hacen con total desconocimiento de la historia de las mujeres y de la política de las mujeres, que es una práctica de vida y un pensamiento libres, dados a luz genealógicamente a lo largo de los siglos. Una vez más, los MMC intentan afianzar la ignorancia sobre nosotras y promover el desorden simbólico con su lengua muerta.
En primer lugar, nos parece insoportable el discurso de la igualdad que, en boca de hombres y de mujeres, sigue tomando, como medida de todas las cosas, a los hombres. La política con poder no nos representa ni nos interesa, es siempre política masculina, también la de izquierda a propósito de sus aires de liberalidad moderna. Como dice María Milagros Rivera Garretas, nosotras no queremos ser como los hombres ni queremos vivir como los hombres viven. (1)
Segundo, nos parece superficial el discurso de las identidades, funcional al poder, porque censura y sanciona a las mujeres que buscamos significar libremente nuestra diferencia sexual y el amor entre mujeres. Censura nuestra presencia, palabra y voz. Junto con esto, repone el pseudo-humano universal, el que ha servido históricamente al poder para fragmentarnos en identidades y dominar, así como para rechazar la diferencia sexual como principio enriquecedor de la vida.
Y, en tercer lugar, nos parecen peligrosos, en este 8 de marzo y en cualquier día del año, los discursos “anti” o “en contra de”, esos que pierden su sentido sin la presencia del enemigo (Vandana Shiva), usando, una y otra vez, las herramientas recicladas del Amo (Audre Lorde). Nos resta una política reaccionaria, porque releva las miserias como si fuesen de las mujeres, sin dar cuenta profundamente de que las miserias son de los hombres. El enemigo no es nuestro interlocutor ni nuestra medida del mundo.
Nuestra política está basada en las relaciones, tomando como medida, las relaciones entre mujeres, para la creación de nuestro sentido libre de ser mujeres, para significar libremente el amor entre mujeres, para el descubrimiento, en la vida de cada una, del orden simbólico de la madre, para la recuperación de las huellas de las mujeres libres del pasado y sus genealogías… Nos interesa seguir creando existencia e independencia simbólicas para nosotras; sin esto, por más esfuerzos que se hagan por cambiar las condiciones materiales que todavía nos usurpan libertad, no se logrará dicho cambio. Deseamos y necesitamos continuar contrarrestando, de manera profunda, la ignorancia sobre nuestra historia, pero sin tener a los hombres como medida del mundo, pues hoy contamos con la certeza de que la historia de las mujeres es la historia de la humanidad.