Por Camila Antonia
Quiero exponer en la siguiente reflexión sobre este movimiento feminista que el separatismo es un punto de inflexión en la vida de las mujeres que participamos de este gran intento por desmantelar el patriarcado.
El separatismo entendido como las instancias concretas en las que nos reunimos solo mujeres para hablar, gritar, planear, crear, bailar, besar, comer… para vivir. Es una inquietud de muchas que reconocemos en estos espacios, una capacidad creativa necesaria para la construcción de una cultura diferente, dada nuestra ya muy bien argumentada incomodidad en la cultura actualmente imperante. La potencia de estos espacios es la que ha dado origen al movimiento que se está viviendo principalmente en las universidades, en el que las mujeres nos desbordamos de malestar y nos movemos de las formas que hemos ido aprendiendo para generar un cambio, pero el momento en que esta energía comienza a desencadenar una reacción que pone en peligro, en este caso los cimientos de la educación formal como el hombre la ha institucionalizado, comienzan los mecanismos de control a funcionar sobre el cuerpo de las mujeres y estos adquieren formas cada vez más refinadas, como dice Mary Daly, pero que en el fondo responden al mismo y burdo impulso de los hombres de imponer una supremacía masculina, o sea, la necesidad de los hombres de instalarse como poseedores de todas las instancias en que nosotras pongamos nuestra energía:
La iglesia quemando a las brujas que se reunían en función de la salud y el conocimiento del cuerpo; el estado con sus leyes interviniendo los rituales de aborto en que las mujeres nos asistimos en nuestros deseos más corporales y profundos; la medicina interviniendo el momento en que las mujeres paren a sus hijas; la heterosexualidad interfiriendo amistades profundas y potencialmente lésbicas; los hombres militantes instalándose en nuestros movimientos políticos que nada tienen que ver con sus políticas del engaño; el trans-activismo tomándose la palabra donde el feminismo ha intentado abrir espacios para nuestra voz. Todas son estrategias con las que el patriarcado nos prohíbe el separatismo, pero es una prohibición sublimada, los hombres se disfrazan de empatía y, mediante un apego desmedido, nos prohíben separarnos. Cuando una mujer feminista se enfrenta ante el cuestionamiento de con quién es necesario reunirse para pensar y sentir libremente como mujer, la respuesta es otra mujer, pero a veces se pierden las palabras para sentirnos tranquilas una vez que nos damos cuenta de esto.
Debiera ser evidente, ante nuestros ojos, que los hombres van a prohibirnos el separatismo cuando intentemos rebelarnos, porque es del separatismo que nace el ímpetu de rebelarnos. Debiéramos revisar nuestra historia, la historia de las mujeres que, como dice Andrea Franulic que dice María Milagros Rivera, es LA historia de la humanidad, y notar cómo cada intento de construir en actuancia política una alternativa para nosotras y nuestra existencia en el mundo ha sido frenado con la intervención de los hombres en las instancias de separación que han nacido espontáneamente; todo esto siempre con el fin de extraer las ideas principales y tergiversarlas mediante su institucionalización o silenciarlas mediante su censura. Audre Lorde dijo “Porque las herramientas del amo nunca desmontan la casa del amo. Quizá nos permitan obtener una victoria pasajera siguiendo sus reglas del juego, pero nunca nos valdrán para efectuar un auténtico cambio. Y esto sólo resulta amenazador para aquellas mujeres que siguen considerando que la casa del amo es su única fuente de apoyo.”
Deseo que con este movimiento las mujeres nos removamos ese miedo a nombrar nuestra experiencia común, que nos demos cuenta de que nos están prohibiendo hacer política entre nosotras, porque esa es la política que va a destrozar al patriarcado, porque en el entre mujeres es el único lugar en que las herramientas no son las del amo.
Camila Antonia. Feminista Radical de la Diferencia. Egresada de Ciencias Físicas en la Universidad de Chile.
Gracias por tan bellas, lúcidas y necesarias palabras.
fabuloso comentario, los hombres sienten miedo de ser abandonados, se saben débiles y por eso con violencia intentan ocupar todos nuestros espacios
Buenísimo el aporte. Reciba un cordial saludo.