“Mientras su esposo se dedicaba a su labor literaria y más adelante a sus desvaríos religioso-filosóficos humanitarios, ella sacaba adelante la casa y los terrenos, se ocupaba de asuntos administrativos y de detalles de la edición de la obra de Tolstói, mientras paría casi un hijo al año y cuidaba de la alimentación física e intelectual de todos ellos, ya que diariamente les impartía clases y vigilaba su aprendizaje elemental. Casi sesenta años es el tiempo que abarcan los Diarios, de los que cuarenta y ocho corresponden a los años de convivencia con su esposo. Son en realidad, dos diarios: el que va de octubre de 1862 a noviembre de 1910, cuando muere Tolstoi, y el que inicia en 1905 y que dura hasta su muerte, llamado Diarios cotidianos”.
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