Así como expresaron su descontento los Pingüinos en el 2006 y antes Los prisioneros, con El Baile de los que sobran, la sorpresa fue generalizada, el alza de los treinta pesos, fue la gota que rebalsó el vaso. Los estudiantes secundarios se atrevieron a salir y tomarse las estaciones de metro sin pagar. Muchos dijeron que los estudiantes hicieron lo que los adultos debían haber hecho, pero sin embargo no pasó más de un día en que esos padres y miles de chilenos, empezaron a ver más claro, eran sus hijos y ellos mismos los que sufrían más allá de los treinta pesos, eran más de treinta años de trabajar y asumir el endeudamiento en “un sálvese quien pueda ”, con la ausencia del Estado para las cuestiones fundamentales: salud, educación, vivienda y un alza del costo de la vida que cada uno debía cargar con una mochila cada vez más pesada, porque así reza la Economía Neoliberal. A la hora de protestar en la calle, nadie duda en gritar: “Pacos culiaos, cafiches de Estado ”, lo que con grosería y todo, revela una verdad para todos sabida, a pesar que la derecha celebra mil veces al día, su fracasado modelito económico y no trepida en subirles a los uniformados el sueldo, con plata del Estado y con el impuesto de todos los chilenos. Les asegura una calidad de vida en salud, educación y vivienda muchas veces gratis, versus la clase media trabajadora que debe responder individualmente, por todo lo que entrecomilas consume, es decir : “plata pa’ ellos, sangre pa’ nosotros”, como dice un grafitti en San Miguel.
Las calles a toda hora se llenan de manifestantes, hasta más de un millón de personas en un día, que protesta por las grandes Alamedas, que ya no teme expresarse, porque a diferencia de la Dictadura, la telefonía celular lo denuncia todo: Las detenciones indebidas, las violaciones sexuales, los perdigones directo a los ojos, las bombas lacrimógenas apuntadas al cuerpo de los civiles; formas que no se condicen con un Estado Democrático con el que se llenan la boca los políticos y que a la hora de exigirles que bajen la vergonzosa dieta parlamentaria, miran hacia otro lado, como si pudieran engañar a alguien. Los que tienen más de 50, hemos sido testigos de cómo se han repartido el bienestar de la familia trabajadora, creando no élites, sino castas que lo dominan todo: bancos, supermercados, farmacias, colegios, universidades, comunicaciones, todo lo que puede desarrollar un pensamiento propio y crítico. ¿Quién puede salir invicto de esa nebulosa del poder monológico, en que no hay nunca una voz disidente?
No hay respuestas, a las preguntas: ¿Cómo es posible que un profesor jubile con 200 mil pesos, después de haber trabajado toda su vida?
¿Dónde aprendieron la ética?
¿Cuál es la salida para los profesionales a honorarios?
¿Qué es la dignidad para la clase política?
¿Se han atendido alguna vez en un consultorio?
¿Cuánto gastan en un par de zapatos?
Nuestro pueblo a pesar de todo eso, ha podido decir: No más AFP, NO al Abuso, No a la colusión, No a la Constitución de dictadura, No al Ministro del Interior y Seguridad Pública, Andrés Chadwick, y también: RENUNCIA PIÑERA, DEVUELVE LOS IMPUESTOS, NO ESTAMOS EN GUERRA!
A nuestro pueblo aún le queda dignidad y dice NO al abuso y la tortura.