Audre Geraldine Lorde

Ensayista y fundamentalmente una poeta. Nace el 18 de febrero de 1934 en Harlem, Nueva York, y muere el 17 de noviembre de 1992 de cáncer de mama.

Se autodefinió como “una guerrera poeta feminista negra y lesbiana”; y sus obras no solo son el reflejo de su feminismo radical de la diferencia, sino que también su vida como mujer lesbiana negra en un patriarcado racista y clasista.

Algunas de sus obras:

Los diarios del cáncer (1980) es una recolección de testimonios y experiencias sobre mujeres que contraen el cáncer de mama. Este libro fue escrito 6 meses después que se realizara una mastectomía. Es un texto en que la autora habla desde su experiencia al ser diagnosticada de cáncer de mama y su proceso para tomar la decisión de someterse a una operación quirúrgica.

“Después de todo, ¿De qué podríamos tener miedo después de haber admitido ante nosotras mismas que hemos enfrentado la muerte y no nos hemos entregado? Porque, una vez que aceptamos la existencia real de nuestra muerte. ¿Quién puede ya tener poder sobre nosotras? (… ) descubrí que luchar contra la desesperación no significa cerrar los ojos ante la enormidad de las tareas necesarias para efectuar un cambio, ni ignorar la fuerza y la crueldad de las fuerzas alineadas en nuestra contra. Significa enseñar, sobrevivir y luchar con el recurso más importante que tengo: yo misma, y disfrutar esa lucha”.

Zami: Una nueva ortografía de mi nombre (1982) es una autobiografía que la propia Audre Lorde llama “biomitografía”, que combina historia, biografía y mito. “Zami Carriacou” es una isla caribeña real, así como también la isla de la imaginación de Audre Lorde. Zami es “un nombre de Carriacou para mujeres que trabajan juntas como amigas y amantes ”. En Zami la autora relata su infancia, su adolescencia y despertar amoroso y erótico con mujeres, también escribe acerca del poder y fuerza que le han otorgado las mujeres que han sido parte de su vida.

“¿A quién debo el poder detrás de mi voz? ¿Qué fuerza tengo?

se han convertido en levaduras como la sangre repentina de debajo de la ampolla de piel magullada? Mi padre deja su letra psíquica sobre mí, silenciosa, intensa, e implacable, pero el suyo es un relámpago distante. Imágenes de mujeres llameantes como antorchas adornan y definen los bordes de mi viaje, parados como diques entre el caos y yo.

Sonlas imágenes de mujeres, amables y crueles, que me llevan a casa.”

La hermana la extranjera (1984) es un libro de recopilación de ensayos cuyo título original “Sister, Outsider” refleja la extranjería y marginalidad de la que Audre Lorde se vale para sobrevivir y escribir en un mundo de supremacía masculina. En estos distintos ensayos podemos encontrar el pensamiento más genuino de la autora, ese que habla desde sí misma y de su diferencia como mujer negra, lesbiana y madre. La diferencia es potencia, en el pensamiento de Lorde, y no son las diferencias las que nos dividen a las mujeres, sino nuestros silencios. Las palabras femeninas son fuente de valor para la poeta. La relación con la lengua es importante para la autora y eso se refleja en su escritura. Sus ensayos también cuestionan el sexismo (blanco y negro) como ciertas posturas feministas académicas de mujeres blancas y heterosexuales. En este mismo ejemplar, sostiene una entrevista con otra mujer lesbiana y poeta feminista radical de la diferencia: Adrienne Rich, con quien abre un diálogo honesto y profundo:

“¿Por qué debemos absorber la rabia de los hombres negros en silencio? ¿Por qué su rabia es más legítima que la nuestra? La ausencia de un punto de vista razonable y articulado de los hombres negros sobre estas cuestiones no es responsabilidad nuestra. Son los hombres negros quienes deben tomar conciencia de que el sexismo y la misoginia son disfuncionales para su liberación porque provienen de la misma constelación que el racismo y la homofobia.”

 

“Adrienne: ¿Cómo se conectó para ti la enseñanza con la escritura?

Audre: Sé que la enseñanza es una técnica de supervivencia. Lo es para mí y creo que también lo es en general: es la única manera en que puede obrar el aprendizaje. Yo misma estaba aprendiendo algo que me era necesario para continuar viviendo. Lo analizaba y lo enseñaba a la vez que lo aprendía. Era como darme clases a mí misma en voz alta. Todo comenzó en el taller de poesía de Tougaloo”.

 

 

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