El movimiento de mujeres existe y hoy estamos nuevamente en la calle. Este espacio abierto es un símbolo que se opone a las cuatro paredes ciegas, sordas, pero no mudas en que han encerrado la democracia.
Pero esta historia de las democracias es una vieja historia. Es la historia del Patriarcado que oprime, discrimina e invisibiliza a las mujeres.
Es la historia de la dominación que engendra relaciones de opresión y violencia entre los sexos.
Es la historia de la dominación que engendra la destrucción del planeta.
Es la historia que hace cada día más pobres a los pobres y a las mujeres las más pobres entre los pobres.
Esta historia se ha llamado de muchas maneras y hoy tiene un nombre: NEOLIBERALISMO.
A esta historia la recorre una fuerza subterránea, rebelde, que ha buscado y busca la libertad. En esta fuerza nosotras, las feministas, nos reconocemos.
Nos reconocemos en las personas que tienen utopías y luchan por ellas: la utopía de hacer sociedad de otra manera.
Nos reconocemos en la construcción de cultura, economía y política basadas en la solidaridad y el respeto.
Nos reconocemos en una sociedad sin armas ni ejércitos.
Nos reconocemos en una sociedad sin desigualdad y responsable de la buena vida de todos y todas sus integrantes.
Nos reconocemos en una sociedad en armonía con la naturaleza
Nos reconocemos en una sociedad en la que ser diferente no sea delito y donde nadie se arrogue el derecho a pensar y decidir por otros y otras.
Para nosotras, las feministas autónomas, este 8 de marzo es un gesto urgente de libertad. Un gesto de libertad para decir que estamos en la responsabilidad de asumir un compromiso de lucha por nuestros Derechos.
Para decirles a las mujeres que abortan que no son culpables, que tienen derecho a decidir sobre sus cuerpos y que hoy empezamos este camino para producir cambios.
Para decir que Chile es más que algunos aullidos triunfalistas de los que
se auto denominan tigres y que con risas de hiena institucionalizan la marginalidad.
Para denunciar la doble moral de la clase política y sus instituciones hipócritas que implementa una política de lo posible para nosotros y una política permisiva para los criminales y ladrones que están saqueando nuestro país.
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Letanía para la calle
El movimiento de mujeres existe y nuevamente se reúne en la calle. Nos tomamos este espacio abierto para romper las 4 paredes en que intentan contenernos. Lo hacemos desde la rebeldía, desde la fuerza y las ganas tremendas de cambiar la vida. En un gesto permanente de autonomía deseamos colocarle nombre a nuestro descontento y a tanta hipocresía.
Porque ser autónomo es ser marginal
porque ser profesora es ser marginal
porque ser diferente es ser marginal
porque ser homosexual o lesbiana es ser marginal
porque abortar es ser marginal
porque vivir sola es ser marginal
porque vivir en el campo o en provincia es ser marginal
porque ser vieja o viejo es ser marginal
porque ser prostituta es ser marginal
porque ser pobre es ser marginal
porque no ser yuppie es ser marginal
porque no aceptar el neoliberalismo es ser marginal
porque ser joven es ser marginal
porque no pertenecer a la clase política es ser marginal
porque no ser estrella de la televisión es ser marginal
porque ser mapuche, aymará o pascuense es ser marginal
porque soñar es ser marginal
porque tener utopias es ser marginal
porque querer ser libre es ser marginal
porque no hacer basura como cultura es ser marginal
porque ser temporera es ser marginal.
Porque esta democracia ha institucionalizado la marginalidad.
esta democracia es una desgracia.