El 8 de Marzo, una fecha ficticia

“Son las norteamericanas, que han comenzado, era el 8 de marzo 1857… A exigir la jornada de diez horas, ellas invadieron las calles de Nueva York, la policía cargó ese día contra una larga marcha miserablemente vestida.”
Con variantes, toda la prensa militante del Partido Comunista Francés y de la CGT, así como diversos grupos de mujeres, dan al día Internacional de las mujeres este origen preciso, el que la prensa en su totalidad repite cada año: el 8 de marzo 1857, habría sido la primera huelga o manifestación de mujeres, obreras textiles o costureras, que reivindicaba la jornada de 10 horas, un salario igual por un trabajo igual, guarderías infantiles y el respeto a su dignidad; manifestación que fue reprimida por la policía, la que habría “cargado, disparado y asesinado”. Para conmemorar el suceso, las participantes se habrían comprometido a reencontrarse cada año en la misma fecha.
Es en 1910, durante la 2ª conferencia internacional de mujeres socialistas, que se habría decidido “honorar la memoria de aquellas valientes Americanas”, haciendo del 8 de marzo la Jornada Internacional de las Mujeres.
Esta fecha del 8 de Marzo es en realidad un mito puro y simple. No se encuentra ningún rastro de esta manifestación; ni en la prensa de la época, ni en las diferentes historias del movimiento obrero norteamericano o feminista. Y las mujeres Socialistas tampoco hicieron ninguna referencia en Copenhagen en 1910.
Reunidas en el contexto del congreso de la Internacional, ellas simplemente decidieron instaurar, “de acuerdo con las organizaciones políticas y sindicales del proletariado”, una jornada de mujeres en la que la reivindicación del derecho a voto estaría “en concordancia con la concepción socialista de la situación de las mujeres”.
Esta iniciativa, avalada por la Internacional, apuntaba a constituir un movimiento femenino socialista afiliado a ella y separado del movimiento feminista, calificado de burgués y con el cual rechazaban cualquier alianza. La primera jornada de mujeres se realizó principalmente en Alemania y Austria, el 19 de marzo 1911, en el marco de las manifestaciones socialistas anuales que conmemoraban la revolución alemana de 1848 y la Comuna de Paris. Durante la guerra esta actividad sirvió como ocasión para que un pequeño número de mujeres, a pesar de todo resaltara el internacionalismo proletario.
Es, parece, en relación a esta Jornada Internacional de mujeres, que las obreras de Petrogrado salieron a la calle el 8 de marzo, según los autores, “convocadas por el comité bolchevique”, o “sin considerar sus instrucciones”. Esta manifestación fue considerada como “el primer día de la revolución”. Desde entonces, la revolución triunfante celebra cada año la Jornada de las obreras y llama a las mujeres de todos los países a “conmemorar la acción enérgica de las obreras de Petrogrado”, mientras que por su lado, la 2ª Internacional continua celebrando una jornada de mujeres en otra fecha y con otros objetivos.
El 8 de marzo será en adelante, para los partidos comunistas, la ocasión de movilizar a las mujeres, de “llamarlas a la lucha bajo la bandera comunista”. Ella es oficialmente celebrada en todos los países socialistas y en Francia, el Partido Comunista Francés y la Confederación General de Trabajadores jamás han dejado de manifestar en esa ocasión, a veces la única, el interés que ellos tienen por las mujeres.
Entre las dos guerras, el tema del origen del 8 de marzo casi no es mencionado. Es hacia 1950 que la versión norteamericana es puesta en el primer plano y eclipsa el origen soviético. Se trata entonces de mostrar que esta tradición no es una “diabólica invención soviética”. La leyenda de 1857 hace su aparición en el periódico del partido comunista francés “L’Humanité” en 1955. Cada año nuevos detalles, en forma de cuento de hadas, vendrán a alimentar el mito. Las obreras norteamericanas de 1857 tomarán una importancia creciente. Antonieta, periódico de mujeres de la CGT, las menciona en su primer número de marzo 1964.
¿Por qué fue necesario separar esta fecha de su historia soviética para darle un origen norteamericano más antiguo y más espontáneo que la decisión de mujeres afiliadas a partidos? Quizás porque la coyuntura internacional empujaba al PC a elegir una fecha más “neutra”, más alejada de la Unión Soviética que una manifestación de obreras de Petrogrado. El Partido Comunista preservaba de esta manera el punto ideológico esencial –una lucha de trabajadoras, y no de burguesas, una lucha por reivindicaciones económicas, y no por la emancipación global de las mujeres. Al mismo tiempo, el cambio de continente evitaba marcar de manera demasiado visible la fecha marcada por el sello del comunismo y la hacía de esta manera más movilizadora.
En todo caso, el resultado fue inesperado porque a partir del fin de los años sesenta, el nuevo feminismo norteamericano y europeo hizo revivir, celebrando cada año, una tradición que creía feminista y de la cual no sospechaba el origen mítico.

Francois Picq
Bibliografía

Obras

Trotsky L. Histoire de la Révolution Russe. Seuil, Paris, 1950.
Somerwine C. Les femmes et le socialisme. Paris, 1978.
Artículos

Kandel L. Et Picq F., “Le Mythe des origines”, Revue d’en face, No. 12, 1982, Paris.

“Pour un 8 mars paresseux”, Jamais contentes, No.s4,5,6 mars 1980, Paris.
Terre Des Femmes

Panorama de la situation des femmes dan le monde.
Sous la direction d’Elisabeth Paquot

Ed. La Decouverte/Maspero Paris

Boréal Express Montreal
1982
Traducido al español por Sandra Lidid

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