Por Sandra Lidid
Municipios y algunas organizaciones culturales del Choapa, aceptan —o buscan— ser cómplices de transnacionales mineras que aprovechan de publicitarse, cada vez que hacen aportes de dinero para cultura. En el fondo, es lavado de imagen frente al descalabro ambiental que provocan.
¿Hasta dónde llega la intervención de las transnacionales mineras en la difusión del arte y la cultura en el Choapa? Los que vivimos cerca de la intervención necrófila y violenta de las mineras, que destruyen y contaminan permanentemente este hermoso valle transversal, sabemos conscientemente lo que eso significa: ofrecen proyectos, intervienen en colegios, auspician seminarios con sus sucios pesos, toman acuerdos negociadores con políticos inescrupulosos; y entre otras cosas más, les dan plata a los que se la piden para montar grandes actos artísticos —y otros de medio pelo— con el fin de lavar su imagen de “malos” por una de “buenos”.
Los que estiran la mano, justifican su acción deplorable diciendo “que estos no pagan “royalty”, entonces hay que cobrárselo”; pero si esto es así, quien tendría que negociar con ellos es el gobierno y no particulares pillos que se aprovechan de las circunstancias, para tener su tajada a costa del sufrimiento de las comunidades concientes de la pérdida de la tierra y el agua.
No he escuchado todavía, exigir públicamente a estos pordioseros con corbata o moño, que el gobierno de Chile debe cobrarle royalty e impuestos decentes y, a la altura de lo que se llevan a estas transnacionales usurpadoras, menos les he escuchado reclamar por una ley minera o una ley ambiental, que realmente nos proteja del vandalismo, del saqueo y la destrucción en este país, primer productor de cobre en el mundo y que sin embargo, sigue siendo tan pobre como siempre a pesar de ello.
En ámbitos alienadamente artísticos de las grandes urbes, al parecer no saben o no les interesa saber lo que hacen estos oscuros mecenas de la cultura, que destruyen patrimonio cultural, social y natural en nuestros valles transversales, o sea, el ambiente en general. Deberían saber que lo que escuchan de Pascua Lama, de Atacama, de las tierras mapuche, entre otros, también ocurre en el Choapa, con variables propias, pero pasa.
¿Han oído hablar del caso Caimanes, por ejemplo, de ese tranque de relaves tóxicos de 245 metros de altura, que es el más grande de América Latina y que tiene a más de una comunidad en peligro, porque se puede desbordar en cualquier momento y dejar sepultada a la comunidad? ¿Saben por ejemplo cuál es la cantidad de litros de agua por segundo que ocupan las mineras? 300 dicen; en el Choapa no hay agua, pero no sólo por sequía, ellos, los mutantes empresariales, contaminaron y secaron una de las cuencas hidrográficas de reserva que teníamos para años de sequía, como es la del valle Pupío, entre otras.
Que “Los Tres” que son tipos súper relajados, que el Ballet del Municipal o que un montoncito de pobres músicos arribistas de por estos lados, no le den tanta importancia o no cuenten con los elementos para hacer las asociaciones del código de lavado de imagen, no me asombraba tanto; aunque a decir verdad, cuando vinieron los Jaibas pagados por la minera me desorienté bastante; claro que después de ver cómo prosternaban su música, frente al cabeza de serie de las grandes catástrofes bélicas del mundo, donde todos los días mueren inocentes y todo por las grandes ambiciones de poder y dinero… ya nada me asombra. En realidad no deben ser capaces de hacer estas asociaciones, que es cuestión de neuronas y sensibilidad humana…
Pero lo que el lunes 11 de abril, escuché a través de noticieros de radios illapelinas no lo podía creer ¡el creador de Quién mató a Gaete, ese trasgresor discursivo, Mauricio Redolés, anunciado con bombos y platillos invitado por Salamanca y auspiciado por MLP, por una de las transnacionales responsables del descalabro ambiental del Choapa. ¿Acaso los artistas no preguntan sobre el contexto situacional de los lugares donde van? ¿No les importa, sólo cantan, lesean un poco, se divierten y se van? O sea: viven sin preocuparse de esta otra parte de la realidad chilena.
¡No lo puedo creer! Cada vez menos gente en quien confiar.
No se puede tener un discurso combativo y después aceptar dineros de transnacionales, que aprovechan sus auspicios para hacer bastante bulla diciéndole a la comunidad “gracias a nosotros van a tener cultura…” Y los municipios se unen a esto como cómplices, porque simplemente los alcaldes “no gastan plata en cultura”; para qué voy a decir por qué; así es que las mineras les hacen la pega, pero ¿a qué precio?
Además, se lanza. por segunda, tercera o cuarta vez en el Choapa, un libro que es un arqueo, un “conteo” de poetas de la región de Coquimbo, actores de la cultura poética regional, que en algunos casos, además de leer sus versos, comerán, beberán y aplaudirán a sus anfitriones, sin saber lo que no saben y tal vez no sabrán nunca…
En fin, pienso en la lógica de lo que no tiene lógica. Me gustaría pensar segura, que si se enteran de lo que está pasando realmente con estas actividades organizadas con plata de Pelambres no quieran exponer su dignidad poética, sin embargo ¡hay cada caso! sobre lo que algunos hacen con el fin de ganarse un lugar en el bullado y farandulero espacio de los hechos artísticos, que me gustaría comprobarlo.
Lo que me preocupa, principalmente, es que si Redolés es quien está dando que hablar en las radios por el evento del sábado 16 en Salamanca, en favor de la publicidad de la minera transnacional de los Luksic, entonces nunca va a saber “quién mató a Gaete” o tal vez, ya ni siquiera importe.